La pandemia de Covid-19 ha disparado la demanda del rubro de Seguridad Privada, llegando también a trabajar articuladamente con las Policías locales.
El mercado laboral del vigilante de seguridad ha sido, históricamente, uno de alta demanda, y la pandemia de Covid-19 no ha hecho más que disparar esto. Durante el confinamiento, fue uno de los trabajos más solicitados, lo que llevó a que el sector crezca mucho. Además, los ayuntamientos locales han contratado el servicio de seguridad privada para trabajar en conjunto con las policías locales.
En este contexto, los vigilantes de seguridad son cada vez más requeridos, precipitando el desarrollo de un sector pujante. El Covid-19 ha golpeado no solo al sistema sanitario, sino también al de seguridad. Por este motivo, algunas poblaciones han recurrido a la seguridad privada para articular con la plantilla local de Policía, y fortalecer así su trabajo.
En Barcelona, por ejemplo, los Mossos d’Esquadra planean trabajar junto a las asociaciones de seguridad privada para que los vigilantes colaboren en la batalla contra la multirreincidencia. Para cerrar este proyecto conjunto, ya se han reunido los mandos de la fuerza de seguridad y representantes de dos compañías de seguridad privada.
Asimismo, Gijón y Baleares cuentan con unidades de Seguridad Privada dentro de la estructura de sus Policías locales. Dentro de este espacio, se encargan del control e inspección de los establecimientos que requieren de medidas de seguridad, así como también a los vigilantes y sus especialidades. Además, el municipio de Inca ha llegado a los titulares de los medios locales cuando se convirtió en la primera administración en incorporar seguridad privada para reforzar a la Policía local.
El sector de vigilancia privada tiene una demanda incesante de personal cualificado, especialmente considerando que desarrollan la actividad en espacios estratégicos como hospitales, puertos y aeropuertos.